En el día de ayer un rumor ha venido a alterar los preparativos de Microsoft para recibir Windows Phone 8. La noticia que circula por la red dice que, según una fuente interna de confianza, en Nokia piensan que los últimos smartphones presentados por HTC la semana pasada se asemejan demasiado a su familia de dispositivos Lumia. Tanto que los finlandeses estarían preparando una demanda por violación de patentes en varias partes del mundo, en concreto contra el HTC 8X, alegando un excesivo parecido con su Lumia 820.
¿Cuánta veracidad tiene la noticia? Bueno, sabemos que gente de Nokia ha comentado antes el parecido entre sus Windows Phone y los nuevos presentados por HTC. En un twit, el jefe de ventas y marketing de la compañía Chris Weber, parecía burlase de tal parecido comentando que la innovación de los nuevos Lumia no se quedaba sólo en los colores. Pero parecía ser simplemente eso: un comentario jocoso. De ahí a una demanda parece haber un gran trecho.
Además, Nokia y HTC son los que más fuerte han apostado por WP8 y Microsoft tuvo gran presencia en sus respectivos eventos mostrando su apoyo a las compañías. En este contexto permitidme que dude que la propia Microsoft deje que la disputa llegue hasta los tribunales. Así que tomemos la noticia como lo que es: un rumor. Ahora bien, tras todo este supuesto conflicto aflora un debate que es interesante comentar.
Aceptando tu rol en la relación
Para licenciar su sistema operativo móvil Microsoft exige una ciertas características que tienen que ver sobre todo con las especificaciones de hardware. De esta forma pretende asegurar una experiencia uniforme a todos los usuarios con Windows Phone cualquiera que sea la marca de tu smartphone. Todo el resto del diseño queda en manos del fabricante. ¿Cómo es posible que con este modelo surja una disputa del tipo uno copia a otro?
Lo cierto es que la estrategia de Microsoft, aunque asegura una grata experiencia al usuario, limita las posibilidades de innovación de los fabricantes. Con hardware y software similares lo que queda es jugar con las formas, tamaños y colores e innovar mejorando otros apartados. Siendo así, Nokia debería haber esperado que móviles de otras compañías terminarán pareciéndose a los suyos. Aunque la imaginación de los ingenieros parece no tener fin, en un mundo de reglas más rígidas como el que plantea Windows Phone el número de posibles diseños alternativos se reduce drásticamente. Basta ver algunos de los móviles de otras compañías para comprobar que todos siguen un mismo patrón con pocas variaciones.
Una vez has aceptado este modelo de relación entre fabricante de hardware y suministrador de software parece absurdo insinuar que otros están plagiando tus diseños. Se supone que, con el Lumia 920, Nokia ha tratado de innovar en todo aquello que ha podido dentro de esa relación para sacar adelante un smartphone que es el mejor del mercado en varios apartados. Ese es el tipo de oferta que uno espera ver de quienes apuesten por Windows Phone: innovación en todo aquello que le permita la relación; dejando a Microsoft trabajar en una adecuada experiencia en el software. Si te preocupa tanto que otros te copien, quizás no sea éste tu modelo.
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